Como parte de la dinámica del Congreso Internacional de Fe y Alegría, se contó con la participación de expertos que realizaron su intervención para dar una mirada crítica sobre el rol del educador en las nuevas fronteras de Fe y Alegría. Elizabeth Riveros y Luiz Fernando Klein, s.j. fungieron como reaccionadores, luego de las presentaciones hechas por Gehiomara Cedeño, Maximiliano Koch, S.J. y Jaime Benjumea.

Elizabeth Riveros, es maestra y educadora popular por convicción y pasión, con más de 30 años de trabajo en la escuela, como educadora, directora y acompañante. Lideró el programa de Calidad educativa en la Federación Internacional de Fe y Alegría y actualmente trabaja como directora de administración y gestión de centros educativos en Fe y Alegría de Colombia. Riveros está convencida de la acción de la escuela en la transformación social y en la importancia de estar abiertos a la innovación y al cambio.

Luiz Fernando Klein es sacerdote jesuita brasileño y reside en Lima (Perú). Es Secretario y Delegado de Educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina. Tiene Maestría en Teología y Doctorado en Educación. Fue rector de dos colegios jesuitas, en Río de Janeiro y en São Paulo y fundador del Movimiento Fe y Alegría en Brasil. Entre sus publicaciones están: Actualidad de la Pedagogía Jesuita, Educación Personalizada: desafíos y perspectivas (Ed.  Loyola), Educación Jesuita: tradición y actualización, ¿Cómo ve Francisco la Educación?, Tiene capítulos de libros y artículos publicados en el Centro Virtual de Pedagogía Ignaciana.

Compartimos algunas reacciones destacadas sobre el perfil y el rol del educador-a en el siglo XXI:  

• Educadores-as intelectuales y conocedores/as de los problemas locales y globales que logren integrar sus propuestas educativas en contacto con el medio.
• Educadores-as que vivan los valores movidos por una espiritualidad que les haga capaces de solidarizarse, compadecerse y vivir al servicio de los demás y de un mundo mejor.
• Educadores/as con fe para construir unidos la esperanza de Dios, con fe en todas las personas y en su dignidad humana como la única posibilidad de ir construyendo ese futuro mejor.
• Educadores-as con identidad, no como algo que se declara sino como algo con lo que se comulga, se hace práctica, que nos inspira y permite sintonizar nuestros proyectos de vida con el propósito de Fe y Alegría para ser ejemplo para nuestro-as estudiantes.
• Educadores/as capaces de asumir la pedagogía del diálogo y la confrontación que permitan a las personas leer críticamente la realidad y procurar la transformación social.

Al cierre, la invitación a seguir dando pasos en un camino que construimos juntos-as para hacer realidad a ese educador-a que soñamos en su rol como formador de mentes, corazones y manos.