La última jornada del Congreso Internacional de Fe y Alegría culmina con la presentación de los retos que supone el trabajo en red para la educación popular.
La magíster Yennifer López se encargó de compartir un resumen de las conclusiones y recomendaciones a las que llegaron los educadores del Movimiento consultados en varios países.
López marcó el inicio de su intervención apuntando que el trabajo en red “es una necesidad de la educación popular para trabajar en las fronteras de exclusión”.
Rememoró que en sus inicios Fe y Alegría emergió desde un trabajo que iba en esa lógica de vinculaciones y trabajo con otros a través de la coordinación de tareas y proyectos.
Indicó que la primera clave que apuntan los educadores en las reflexiones es que el trabajo en red forma parte del ser y quehacer educativo popular.
¿Y cómo llegan a esta conclusión? Responde que la educación popular en sí misma promueve la construcción colectiva de transformaciones, a través del diálogo de saberes, respetando la identidad y originalidad de todos los participantes.
La segunda clave del trabajo en red de la educación popular en Fe y Alegría es que el Movimiento tiene una identidad y una misión compartida que se traducen en brindar una educación de calidad, inclusiva y equitativa, “y hace que toda la comunidad educativa sea ciudadanía que se en-reda, unos con otros, entre personas de la misma organización y con otras organizaciones a favor del entorno social más justo y sostenible”.
A partir de estas premisas, dice López, los puntales del trabajo en red se basan sobre la siempre intencionalidad política de la educación popular de transformar realidades, personas, instituciones.
Es por eso que Fe y Alegría desarrolla saberes, prácticas pedagógicas compartidas en muchos lugares y contextos del mundo.
Apuntó que “también favorece el soñar la puesta en marcha de soluciones creativas en y con la comunidad educativa” para la concreción del trabajo en red.
Otro de los pilares con los que se sustenta este “en-redarnos” es el uso de manera óptima de los recursos valiosos de todo tipo “y en todos los sentidos en toda esa articulación conjunta”.
Yennifer López señalaba con contundencia que para articularse en red con otros y para los otros hay que despojarse de algunas creencias y paradigmas “y ser capaces de imaginarnos otros mundos, de pensar otras maneras de hacer, atrevernos a tejer redes, articulaciones, interdependencias para que nos ayuden al crecimiento personal, profesional e institucional”.
Según los aportes de los educadores populares se trata de “atrevernos a pensar, a fortalecer esa mirada local y global”.
El trabajo en red en la educación popular no desdeña de la espiritualidad. Por el contrario, es justamente desde la inspiración ignaciana que pone como reto “estar en constante diálogo con otras espiritualidades, incluyendo las espiritualidades de las cosmovisiones indígenas y de otros pueblos”.
Otro de los desafíos que surgen en este ámbito es de descubrir cómo el uso de las nuevas tecnologías nos pueda llevar a conectarnos en verdaderas red más allá de la utilidad práctica en la dinámica pedagógica.
Uno de los alertas que ponía sobre la mesa López es que el trabajo en red no debe suponer “perder la identidad, misión y visión propias”.
Para la educación popular el trabajo articulado en redes debe ser una total apuesta que debe estar reflejada en la llamada planificación estratégica de los centros y programas de Fe y Alegría.
Un último reto compartido desde estas reflexiones es el de establecer nuevas articulaciones “entre nosotros, con otros, desde la confianza y el respeto”.
Entre las recomendaciones finales destaca la elaboración de planes concretos con objetivos, responsables y tiempos definidos.
Igualmente el de ser atrevidos, audaces y creativos además de fomentar nuevos liderazgos corresponsables, y de trabajo delegado.
También promover la confianza para asumir distintos roles dentro del Movimiento.