El P. Roberto Jaramillo también intervino en su condición de presidente de la Conferencia de Provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina en la inauguración de la 48 edición del Congreso Internacional de Fe y Alegría.
Para iniciar remarcó que este encuentro mundial bajo la doble modalidad presencial y virtual “es una prueba de que es posible ir más allá de las barreras, de las fronteras, de las distancias”.
Alabó que Fe y Alegría se propone con esta magnitud reflexionar su práctica pedagógica porque “educar es una tarea infinita, cotidiana, ordinaria y de que todo es mayor que la suma de las parte cuando se hace verdaderamente en-redados”.
Inspirado en las palabras del P, General de la Compañía Arturo Sosa, el también jesuita compartió tres elementos que considera importantes en el quehacer y futuro de Fe y Alegría.
En primer lugar habló de que, citando a la vez al P. Vélaz y a Sosa, “la misión de Fe y Alegría no es hacer escuelas como fin último sino transformar las estructuras sociales. Fe y Alegría contribuye transformando a las personas y a las sociedades”.
En esta línea para Jaramillo lo que subyace es la “intencionalidad política” de Fe y Alegría como Movimiento de Educación Popular.
Por eso es que afirma que es un proceso de conversión “en cada uno de los directivos, de los maestros, de los trabajadores en los más diversos espacios como los salones, las aulas en los espacios de interacción, en la calle, en la escuela, en la vida, en el hogar propio”.
Subrayó como precondición absoluta para el proceso de transformación de personas y sociedades el hecho de vivir, a profundidad, la experiencia religiosa, espiritual, de trascendencia con Dios.
“La experiencia religiosa es constitutiva de la condición humana. Negarlo es cerrarse por la afirmación de los propios límites personales”, apuntó el sacerdote.
Invitó a hacer de las experiencias religiosas y espirituales, como sello en el modo de ser y proceder de Fe y Alegría, espacios de encuentro “como un elemento educativo fundamental ya que todos somos hermanos, todos somos hijos, hijas con igual dignidad”.
En este aspecto el presidente de la CPAL remarcó que Fe y Alegría nació y creció inflamada y guiada por el Espíritu de Dios, “con incontables espiritualidades, incluso con muchas personas no creyentes, que ha alimentado riquísimamente estos 66 años de una historia de liberación, historia de salvación”.
Por esta razón considera vital mantener el fuego vivo del origen del Movimiento para responder a la pregunta que sugiere la primera preferencia apostólica que ha definido la Compañía actualmente.
Y responde sugiriendo que Fe y Alegría también es un modo de “mostrar el camino hacia Dios mediante los ejercicios espirituales para el discernimiento de espíritus”, para que efectivamente pueda propiciar el diálogo intercultural, religioso, ecuménico.
Llamada a vincularse más
El segundo elemento que asomó en su reflexión el P. Roberto Jaramillo está relacionado al llamado que se le hace a Fe y Alegría de vincularse mucho más a las redes educativas y sociales de la Compañía de Jesús en el mundo.
“Desde esa vinculación puede protagonizar el liderazgo de iniciativas necesarias de acción pública para estimular un movimiento global por el derecho a una educación de calidad para todos y todas”, expone el jesuita.
Cree fehacientemente que promoviendo y fortaleciendo este derecho universal se defienden y protegen los otros derechos relacionados con la vida digna de las personas.
Desde esta perspectiva propuso al Movimiento liderar iniciativas, proyectos y acciones que se emprenden en este ámbito en la Conferencia de las 12 Provincias de la Compañía en América Latina y El Caribe, a través de la puesta en práctica del Plan Apostólico Común, PAC 2022.
Finalizó indicando Jaramillo, como tercer elemento a tomar en cuenta por Fe y Alegría, los alertas que ya desde hace 3 años puso el P. General Arturo Sosa sobre “la protección de menores y la salvaguarda de su dignidad”.
En ese orden, precisó que es imprescindible que Fe y Alegría ponga a disposición todos los medios necesarios para contar con espacios seguros para todos los niños y niñas.
El alarma, citando otra vez a Sosa, lo pone Jaramillo para no permitir ni un solo caso de abuso escolar en el ámbito familiar de Fe y Alegría.
En este sentido, exhorta a ejecutar el trabajo “urgente”, no desmayar en el mismo, y no caer en la ingenuidad de pensar que este tipo de problemas solo afecta a otras instituciones y otras personas.
Por eso puntualizó que siempre es necesaria la incesante interpelación de revisar qué es lo que hace falta para que en los espacios de Fe y Alegría prevalezcan y reinen las sonrisas alegres y vibrantes de todos los niños y niñas.